Mandatos culturales, creencias y la necesidad de transformarnos

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Pertenecer a una cultura es heredar mandatos culturales y creencias de lo que está bien y de lo que está mal. Significa sentir y actuar de un modo específico que nos fue inculcado y muchas veces nos es invisible. Por eso reproducimos los modelos sociales generación tras generación para ser aceptados. En la actualidad, tanto las personas como las organizaciones entienden que para subsistir deben abrirse a nuevas formas de relacionarse, de ser en equipo y de planificar el futuro. Pero todo cambio traerá resistencias. En este artículo repasaré cómo la práctica del Coaching Ontológico permite tomar conciencia de quiénes somos y cómo avanzar hacia una posible transformación.

Dejarse llevar

Las personas somos como partículas de agua en el gran río de la vida donde los mandatos culturales, cuál corrientes, nos mueven. No podemos ver las dirección o el cauce, pero si estamos atentos es posible sentir sus fuerzas. La ciencia ayuda a analizar este ser en sociedad. El sociólogo y filósofo francés Émile Durkheim (1858 –1917) publicó en 1895 “Las reglas del método sociológico”. Allí centra sus reflexiones sobre el hecho social. Lo define como “cuando desempeño mi tarea de hermano, esposo o ciudadano; cuando cumplo los compromisos que he contraído, realizo deberes que están definidos fuera de mi y de mis actos en el derecho y en las costumbres. Incluso cuando están de acuerdo con mis sentimientos y siento interiormente su realidad esta no deja de ser objetiva. Porque no soy yo quien los ha creado sino que los he recibido por medio de la educación”.

Durkheim insiste que los fenómenos no son sólo exteriores al individuo. Van por dentro, tienen un poder imperativo y coercitivo, y son capaces de imponerse más allá del deseo. Estamos atravesados por una diversidad de discursos culturales con los que determinados grupos o comunidades interpretan la realidad. Los del mundo hispánico son muy diferentes a los del anglosajón o al oriental, por ejemplo.

Los discursos o las narrativas culturales nos constituyen incluso en la emocionalidad. Los estados de ánimo prevalecientes varían muchísimo dependiendo del lugar y tiempo en el que vivimos. Todo lo que pensamos, sentimos y hacemos está relacionado con la voz de nuestra cultura. Constituyen la dimensión histórica y social de nuestro observador.

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Evanescente

En muchos momentos de la vida nuestra herencia cultural se hace invisible y determina, lo elijamos o no, el tipo de observador que somos, es decir, las interpretaciones que tenemos del mundo, de educar, de ser pareja, de trabajar o de generar vínculos, entre otras tantas conductas. Son una fuerza anterior que nos lleva a crecer y decir: “Así son las cosas”. 

Como coaches acompañamos a las personas a materializar la cultura para que no queden atrapadas en una sola visión y puedan acceder a una transformación mientras enfrentan sus problemas, defectos o quiebres. Lo mismo ocurre cuando trabajamos con una organización. Allí el primer paso es develar los mandatos creados y sostenidos por ese grupo humano para luego analizar qué conservar y qué no para el futuro. El posible cambio, personal o de una organización, es también una modificación cultural donde saber del contexto aumenta la efectividad del proceso.

Creo y con eso (no) vasta

Igual a los mandatos culturales las creencias son acuerdos colectivos que se convierten en máximas de vida o verdades que determinan la convivencia. Como el ADN contienen la información que organiza la sociedad. Trabajan sobre qué interpretamos del mundo y hacemos propio. Suelen tomar la forma de historias que son vividas como verdades absolutas. 

Podemos distinguir entre creencias religiosas, políticas, sobre la medicina y la salud, la alimentación, la educación, por enumerar algunas. Todas determinan cómo construimos la familia, cómo concebimos el trabajo, el ser pareja, el ser padres, la sexualidad y la forma en que miramos la vida o la vejez. Incluso definen los ritos que nos acompañan en el devenir.

Parte de la práctica en el Coaching Ontológico está basada en explorar esas estructuras desde las siguientes preguntas:

  • ¿Cuáles son tus creencias? 

  • ¿Cómo determinan la manera en que te relacionas con la vida? 

  • ¿Qué creencias necesitas revisar dado el mundo que estamos viviendo? 

  • ¿Qué creencias sostiene tu ser coach?

La transformación en las personas y las organizaciones se produce necesariamente cuando tocamos nuestras creencias más profundas y nos atrevemos a interrogarnos para sacar a la luz lo que hemos considerado como mandatos. Sabemos que poseen una fuerza de inercia tan poderosa y cuando intentamos innovar habrá resistencias. 

“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer” 

Bertolt Brecht

Si existe una búsqueda explícita o implícita de cambiar las reglas del juego los conservadores guardianes de la tradición saldrán rápidamente al cruce. Ellos conocen su rol y sabrán ejercer la tensión suficiente como para anular las iniciativas logrando más temprano que tarde restablecer el status quo. Luego de conseguirlo establecerán castigos ejemplificadores que serán los precedentes para las futuras generaciones. 

Quienes resisten las transformaciones se apoyan en la mayor de las fuerzas los mandatos culturales: aseguran la conservación. La paradoja es que crear la estructura de identidad y acción también le cierran la puerta a la innovación o a la creatividad juzgándolas como provocaciones o actos fuera de lugar. 

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Dominar las corrientes del río

Día a día nos encontramos con múltiples organizaciones que saben que deben hacer cambios. Reconocen que para perdurar deben abrirse a nuevas formas de hacer, de ser equipo, de liderar, de planificar el futuro, de relacionarse con el cliente y de operar en general. Eso significa abandonar sus procedimientos tradicionales y transitar un proceso que les lleve a crear una mirada distinta y más amplia hacia el observador colectivo que pueden ser. En el plano individual ocurre lo mismo. 

Revisar cómo estamos siendo para aprender, innovar y transformarnos está en primer lugar de las necesidades. Esta exploración nos permitirá diseñar un futuro basado en acuerdos que nos lleven a alcanzar nuestros sueños de manera más efectiva. Habilitará vivir en un mundo con más bienestar, cuidado y respeto por nosotros mismos y los otros.

 
Transformarse para transformar

Vivir es un viaje

¿Qué tal si esto lo hacemos juntos, pensando en el nuevo mundo en el que vamos a convivir?

 
Walter Giu

Trabajo en Estrategia y Dirección de contenidos para empresas y proyectos digitales

https://waltergiu.com
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