Formar un equipo a través del coaching ontológico

Coaching de equipo
 

Frente a los diversos dilemas humanos actuales se hace necesario un convivir generativo donde en cada instante del presente nos sintamos protagonistas de la construcción de un futuro colectivamente acordado. Hoy más que nunca precisamos no sólo transformaciones individuales sino también aprendizajes para los colectivos. Tenemos ejemplos inspiradores en el desempeño ultra concentrado de grupos deportivos de alto rendimiento o de brigadas profesionales de emergencias. Incluso de unidades militares, pero ¿cómo es que un grupo de individualidades se vuelve un equipo? En este artículo desarrollaré las claves de su funcionamiento y cómo pueden lograrlo gracias a la guía del Coaching Ontológico.

Unidad y diferenciación

Existen muchas definiciones de grupo o equipo. En 2018 Rodrigo Pacheco escribió sobre coaching grupal y dio una mirada que va desde lo global a lo específico de los términos. Propuso dividir los colectivos en:

  • Grupos Humanos: Fans de un equipo de fútbol, un cantante o una banda musical. Son parte de un club social donde conviven generaciones, géneros y no tienen por qué conocerse personalmente, pero les aglutina su afición.

  • Grupos Organizados: Partidos políticos, club de practicantes de un hobby, asociación de personas que padecen una misma enfermedad hereditaria. Pueden no conocerse y, sin embargo, hay una formalidad que les identifica.

  • Equipos Organizados: Una empresa con un propósito común, una visión-misión, estructura, jerarquía, roles y sistema que les contiene.

  • Equipos Especializados: Directorios de empresas, equipos médicos, unidades especializadas de las organizaciones, cuadrillas de rescates u otros grupos operativos definidos por la alta especialización.

El coaching ontológico proporciona en cualquiera de estos distintos escenarios aprendizajes colectivos profundos. Por sobretodo devuelve la vitalidad a lo relacional en una época donde la humanidad padece una crisis de vínculos e interacción.

Coaching de equipos

Personas hacia la cima

Desde nuestra práctica los grupos humanos son como un tipo de observador capaz de interactuar coordinadamente para lograr resultados. La particularidad de esta entidad es que amplía la conciencia aprendiendo y se hace cargo de las cegueras que surgen. Es similar a una cordada de escaladores que se organiza para llegar a la cima de la montaña. Muy lúcidos a la profunda experiencia, cada paso les enseña sobre las decisiones tomadas y sus consecuencias. Al subir acumulan conocimiento y transforman el sistema.

Desde el coaching ontológico entendemos que las personas están constituidas por conversaciones, emociones y movimientos corporales distintivos. En consecuencia cada grupo humano se distingue de otro por las redes de interacción, los campos que sostienen en su convivencia y las dinámicas de movimiento o hábitos que mantienen. Además, ese colectivo posee un espíritu, clave y diferenciado.

Sobre estos dominios ocurre la observación, los descubrimientos, las intervenciones y las transformaciones propuestas por un coach que explora al equipo para permitirles tener más conciencia de sí mismos como sistema. Lo hace a través de preguntas fundamentales desde el lenguaje del equipo como:

  • ¿Cuáles son sus patrones conversacionales?

  • ¿Qué conversaciones sostienen y cuáles no?

  • ¿Existen conversaciones de colaboración o de competencia?

También interroga sobre la emocionalidad del equipo:

  • ¿Cuál es el estado de ánimo base desde el que operan?

  • ¿Qué estados de ánimo facilitan o dificultan la obtención de los resultados?

  • ¿A qué les predispone colectivamente y a qué no?

  • ¿A qué emocionalidad invita el líder?

  • ¿Distingue y aprende el equipo de sus emociones?

  • ¿Existe una intuición colectiva? ¿Se leen con la mirada?

A su vez, en la práctica del coaching distinguirá las dinámicas de movimiento del equipo al preguntar:

  • ¿A qué velocidad o ritmo se mueven?

  • ¿En qué nivel de tensión sostienen sus conversaciones?

  • ¿Cuál es el movimiento constelar que prima en su interactuar?

  • ¿Cuáles son las respuestas instintivas o primeras reacciones?

Respecto al espíritu del equipo se abordarán las interrogantes:

  • ¿Existe mística en este equipo?

  • ¿Cuál es su historia de logros y cómo incide en el nivel de orgullo y sentido de pertenencia?

  • ¿Cuáles son los rituales fundamentales y para qué se celebran?

  • ¿Cuáles son los relatos existentes? ¿Son inclusivos?

coaching de equipo

Propósito individual y colectivo

Para que un grupo de personas sea un equipo se necesita una promesa compartida. Significa que la misión o el “para qué” se exprese como un compromiso colectivo de obtener un resultado específico. Si no está articulada, aceptada y asumida como algo común nos encontramos con un grupo de personas que trabajan una al lado de la otra. Podrán ser muy eficientes en lo individual, pero no agregarán valor al interés colectivo. Cuando sucede las declaraciones implícitas son “cumplo con mi parte y con eso es suficiente” y “si no lo logramos es culpa del resto”. Esta situación generalmente lleva resultados no esperados y personas que no se sentirán orgullosas de pertenecer.

Cuando existe un compromiso compartido por lograr un resultado común las consignas son claras. “Cada uno por separado no puede lograrlo” y “Juntos y coordinados podemos alcanzar lo extraordinario”. Significa que si a cada persona le va bien es porque en cada rol colectivamente las dinámicas funcionan para un todo. Además del compromiso individual, existe un gran vínculo con la búsqueda de compañero. Para esto es fundamental que exista un equilibrio entre las necesidades individuales y las colectivas. Es el arte de generar acuerdos, realización, empoderamiento y entusiasmo. Cuando son cuidados se fortalecen los vínculos creándose un lugar de legitimidad y dignidad para cada integrante.

La base está

El equipo que realmente funciona tiene instalada día a día prácticas que favorecen la existencia de elementos base como la confianza, colaboración, innovación y respeto. Si las conversaciones que fijan objetivos claros no ocurren, no hay espacios de contención o la posibilidad de cometer errores el grupo nunca será un equipo. Sin reglas acordadas la relación entre las personas empieza a teñirse de confusión y a la larga produce desconfianza, miedo, frustración, resignación, resentimiento y evasión.

Es fundamental que los líderes tengan como rol central para generar contextos que permitan que aflore lo mejor de cada una de las personas. Deben cuidar que las promesas se cumplan y mantener el involucramiento y el compromiso.

En esta extraña época pareciera que nos invitan a este “convivir generativo” donde jugamos a lo mismo y nos comprometamos a ser un gran equipo global. Un grupo donde cada uno de nosotros dé lo mejor de sí para construir de verdad, un nuevo futuro para la humanidad. Desde esa perspectiva la misión no es sólo vencer al coronavirus sino convertirse en nuevos habitantes de la Tierra. Ser personas mucho más conscientes en el actuar y en el legado que estamos heredando a nuestros hijos.   

 
Transformarse para transformar

Vivir es un viaje

¿Qué tal si esto lo hacemos juntos, pensando en el nuevo mundo en el que vamos a convivir?

 
Walter Giu

Trabajo en Estrategia y Dirección de contenidos para empresas y proyectos digitales

https://waltergiu.com
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